Por: Erika L. Duffy
Soy Maestra de Karuna Reiki en Goffstown N.H. Un amigo me pidió que le diera tratamiento a su tía diagnosticada con cáncer etapa terminal. Se le había dicho que la operación era inútil ya que tenía el cáncer diseminado por todo su cuerpo. Ella estaba recibiendo quimioterapia y quedaba enferma y seca. Esta amorosa mujer estaba totalmente incapacitada de hacer nada por si misma. Su familia le hacía todo. Mentalmente estaba extremadamente deprimida y pasaba el mayor tiempo del día durmiendo. Esto afectaba a toda la familia y ellos estaban tratando de que se sintiera lo más cómoda posible.
Fui a la c asa de esta mujer y me encontré con que apenas podía subir a la camilla. Le expliqué que al aceptar la energía Reiki ella estaba aceptando su propio poder de sanación en tantos niveles como ella escogiera. Las cosas comenzaron a cambiar para ella inmediatamente después de la primera sesión. Su espíritu subió tanto que físicamente mejoró mucho y ahora ella da un paseo dos veces al día y socializa y toma café con sus amigas.
Yo entrené a su nieta para que le diera sesiones de Reiki diarias. Nos dijo que sentía sus piernas más fuertes. Actualmente ríe mucho, su cáncer va en franca remisión y los doctores están confundidos al notar que no sufre de dolor y su tumor va disminuyendo. Ella ha cambiado completamente.
Esto me dio gran alegría y es una de las razones por las que estoy entrenando a muchos profesionales médicos.
Al sanar esta maravillosa mujer, su familia la siguió, todo el mundo sana solo con estar cerca de esta maravillosa energía.
A medida que hacemos Reiki más accesible a más personas, creamos una mayor armonía en nuestras vidas y ayudamos al planeta a moverse hacia mayor paz y felicidad.
Que mis bendiciones te llenen siempre de gozo.
Traducción: América Zamora, R.M.